Nos juntamos para actuar unidos en el propósito de lograr la Revocatoria
del Alcalde Peñalosa. En el ordenamiento jurídico colombiano la Revocatoria del
Mandato de un gobernante está contemplada como uno de los mecanismos de
participación ciudadana en ejercicio de la soberanía popular. En nuestro caso,
el objetivo de dicho mecanismo es dar por terminado el mandato conferido al
alcalde del distrito capital con sustento, entre otros, en la insatisfacción
general de la ciudadanía.
El proceso de revocatoria del alcalde distrital comenzó en distintos
espacios de Bogotá desde muy temprano, al iniciar Peñalosa su gobierno.
Diferentes procesos, organizaciones, movimientos sociales, políticos y
ciudadanos muy pronto levantamos la bandera de la revocatoria ante la
inconformidad por las propuestas del alcalde que, en diferentes campos y
sectores, lesionaban los derechos sociales adquiridos y las perspectivas de un
desarrollo de ciudad justo, democrático, incluyente y sustentable.
La Coordinadora Distrital Sindical y Social, un espacio amplio y
participativo de las organizaciones sindicales, populares, comunitarias y
políticas de Bogotá, se constituyó muy pronto como consecuencia de la
indignación creciente de la ciudadanía y del despertar de la movilización
social ante las medidas antidemocráticas y antipopulares del gobierno
distrital. El 25 de febrero del 2016 la Coordinadora presentó al Alcalde Peñalosa un pliego integral de exigencias que incluye
la defensa del patrimonio público en Bogotá; el derecho a la movilidad, el
transporte digno y de calidad; la defensa de los derechos laborales; la defensa
del derecho a la salud y a la educación y de la función social del estado; la
garantía del derecho al agua, al ambiente y al territorio; la construcción de
un modelo democrático de ciudad; el respeto de los vendedores ambulantes; el
fomento y el acceso al arte, la cultura y los medios de comunicación; y una
política integral de paz y derechos humanos. Ante la ausencia de respuesta de
la administración distrital al contenido de este pliego de exigencias, la
Coordinadora decide profundizar el proceso de movilización social y de protesta
aprobando las banderas de un paro cívico distrital y la revocatoria de su
mandato del alcalde.
A los 6 meses de su mandato emerge otro proceso de inconformidad de
diversas ciudadanías al registrase iniciativas juveniles callejeras de
revocatoria como “La Estampida” que, en particular, ha venido rechazando la
venta de la Empresa de Teléfonos de Bogotá (ETB), la propuesta de intervención
ambientalmente depredadora de la Reserva Forestal Thomas Van der Hammen y el
cambio del diseño y recorrido del Metro sin que mediara ninguna consulta y
aprobación de los ciudadanos y de las ciudadanas y sin que se hubiesen
elaborado estudios previos que lo indicaran.
Del mismo modo, frente a la venta de las empresas de servicios públicos de la ciudad organizaciones como
Sintrateléfonos y Atelca, en ejemplar resistencia ante la administración
distrital por la decisión antidemocrática de vender la ETB sin que esta
propuesta hubiese sido parte del programa con el cual los ciudadanos eligieron
al alcalde, han hecho múltiples protestas y han logrado, mediante el
procedimiento de recolección de firmas, aprobar por parte de la Registraduría
Distrital un Cabildo Abierto Distrital que debe realizarse a comienzos del
próximo año, y mantienen la iniciativa de una Consulta Popular para la defensa
del patrimonio público de la ciudad. Tanto el cabildo Abierto como la Consulta
Popular los acogemos como procesos complementarios a la revocatoria del mandato
de Peñalosa.
Otras organizaciones y movimientos ciudadanos, como los vendedores ambulantes,
habitantes de calle, mujeres, ambientalistas, trabajadores y usuarios de salud,
del magisterio, partidos y colectivos políticos, entre otros, tampoco han sido
ajenos a la protesta por las medidas arbitrarias del alcalde pero, como es el
comportamiento antidemocrático del mandatario, no han sido escuchados en sus
demandas.
En su descontento los vendedores ambulantes, al ser
desalojados del espacio público, tuvieron que hacer uso de una tutelatón ante
la negativa del alcalde a escuchar sus reclamos y establecer mecanismos de
concertación. Los habitantes de calle vieron repetir la dosis de maltrato que
ya se había dado en El Cartucho durante el anterior gobierno de Peñalosa.
Mientras crece la indigencia en la ciudad, el mandatario decidió desalojarlos
del Bronx sin que mediara ningún plan de atención y recuperación social
efectivas de quienes fueron puestos al margen de la ciudad, en otros
departamentos y municipios, o tirados como basura a las alcantarillas y
obligados luego a deambular por los puentes, canales de desagüe, plazoletas y
calles ante la inconformidad de los vecinos de los diferentes barrios donde se
han establecido.
Las mujeres tuvieron que revelarse ante la decisión del Secretario de Gobierno de
declarar que el asesinato de Rosa Elvira Cely fue culpa de la víctima. Se ha
venido dando un retroceso en los derechos conquistados por las mujeres en las
administraciones anteriores, en la territorialización de la política pública de
mujer y género, la parálisis de las casas de igualdad de oportunidades, la
carencia de liderazgo de la secretaría de la mujer y la ausencia de respuesta a
las peticiones de las mujeres, mientras crece la violencia contra la mujer, los
feminicidios y la inequidad de género.
Los ambientalistas han tenido que constituir una coalición de líderes de organizaciones
ambientalistas y comunitarias, concejales, personalidades académicas,
científicas y políticas para defender la Reserva Forestal Thomas Van der Hammen
ante la decisión del alcalde de urbanizar el norte y construir más del 90% de
la Reserva mediante vías y edificios en su territorio favoreciendo de este modo
a los poderosos gremios de la construcción, inmobiliarios, bancos y
propietarios de terrenos, entre ellos integrantes de su gobierno, que se
beneficiarían con las altas rentas generadas por las intervenciones
urbanísticas y de infraestructura al elevarse los precios de sus predios. Todo
ello con previsibles consecuencias en depredación del ambiente natural de la
ciudad en tiempos cuando el cambio climático global amenaza la supervivencia de
las especies vivas en el planeta tierra.
En el caso de la salud las protestas de trabajadores,
comunidades y usuarios se han expresado en las plazas, instituciones de salud y
en los barrios pues el alcalde recortó el presupuesto en un 40%, fusionó 22
hospitales en 4, destruyó el programa de Atención Primaria en Salud Integral
“Territorios Saludables”, despidió miles de trabajadores, ha desoído los
reclamos de usuarios por la mala calidad de los servicios y de las comunidades
por el agravamiento del acceso a la atención en salud y la muertes evitables de
pacientes y de niños y niñas por infección respiratoria aguda. Por el
contrario, ha reorganizado la red de servicios pensando más en el ahorro de
costos que en la equidad social y se ha congraciado con los intereses privados
para continuar el proceso de mercantilización del derecho a la salud y
privatización de la red de prestadores públicos de salud del distrito a través
de alianzas público-privadas en la construcción de hospitales, su mantenimiento
y gestión.
Los maestros del Distrito, a través de la
Asociación Distrital de Educadores, han tenido que salir de forma masiva a las
calles en múltiples ocasiones, realizar multitudinarias asambleas y paralizar
sus actividades académicas en protesta contra el desmonte del programa de
primera infancia que dejará a muchos docentes sin trabajo y en hacinamiento a
niños en condiciones de desventaja social; la masacre laboral del remedo de
jornada única sin adecuadas condiciones humanas, estructurales, pedagógicas y
de bienestar; y la construcción de colegios con dineros públicos pero
entregarlos en concesión a privados, sin que el gobierno dé respuesta o
posibilite el diálogo con los maestros para que se concerté deshacer los entuertos
y rencauzar la educación.
En el caso del transporte público, el SITP está financieramente colapsado sin que exista ningún plan
alternativo de Peñalosa para sostenerlo, mejorar la seguridad y calidad del
servicio y garantizar los derechos laborales de sus trabajadores. Mientras
tanto, todos los esfuerzos de Peñalosa se han orientado a ampliar Transmilenio,
en su empeño de convertirlo en eje estructurador del sistema de transporte y
desarrollo vial de la ciudad por encima del papel que en este sentido debería
jugar el Metro. Con esta estrategia Peñalosa mantiene la insatisfacción
ciudadana con el transporte público y favorece el negocio de los grandes
empresarios privados del transporte y de los constructores de buses
articulados. Mientras tanto los pequeños transportadores son excluidos del negocio y sometidos
a la precariedad económica y social. De otra parte, en su afán de ahorrar
costos con un metro ligero y elevado, el alcalde no solo ha ignorado estudios
previos para construir el metro subterráneo sin tener estudios alternativos
para el metro elevado sino que, además, pierde de vista los cambios
tecnológicos que se vienen produciendo en este campo y que revolucionarán el
transporte público en el futuro próximo. Nos endeudaremos en 30 años o más y cuando
terminemos el Metro el mundo habrá migrado a nuevas formas de tecnología como
la energía magnética, los drones y la nanotecnología sin que nosotros hayamos
podido incorporarlas.
En materia de finanzas públicas, para realizar sus megaobras de cemento, el alcalde no sólo ha
recortado el gasto público social, promovido la venta de las empresas de
servicios públicos como ETB, Energía Eléctrica, Acueducto y Alcantarillado y
Aguas de Bogotá, sino que ha endeudado a la ciudad con la banca mundial y
ha promovido una reforma tributaria regresiva y lesiva para los sectores
populares y la clase media pero favoreciendo con los avalúos catastrales a los
sectores de la oligarquía con predios y propiedades inmobiliarias que superan
los cinco mil millones de pesos.
Las obras y megaproyectos
de estructura vial y de urbanización también afectan a las comunidades
originarias de la capital, especialmente al pueblo muisca, irrespetando y
desconociendo sus derechos territoriales sin que hasta ahora se haya logrado
que Peñalosa responda a estos reclamos. Igual cosa sucede con las comunidades
LGBTI donde sus políticas se orientan más a la sensibilización de la comunidad
en general frente al tema que a garantizar el desarrollo y apoyo de los
miembros de estas comunidades.
De otra parte, la creciente insatisfacción y desconfianza ciudadana ante
el mandatario ha sido registrada a través de distintas encuestas. La desaprobación de la gestión del
mandatario ha sido altísima desde el comienzo de su mandato oscilando entre el
55% (Gallup) y el 76 y 91% (Cifras y Conceptos) en el mes de marzo del 2016
según el campo evaluado, y terminando con un acumulado de desaprobación del 78%
por todas las causas, una de las más bajas de alcalde alguno de la ciudad en
los últimos 15 años, como lo muestra la Encuesta de percepción ciudadana de
diciembre del 2016 del programa Bogotá Cómo Vamos.
Distintos partidos, movimientos y colectivos políticos y sociales, entre
ellos la UP, los Verdes, el Polo, el PTC, Mais, MSP, Vamos por los Derechos,
Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos, sectores del Partido Liberal, entre
otros, se han visto obligados a declararse en oposición o a criticar
severamente las medidas del gobierno peñalosista. Tanto en el Concejo de
Bogotá, el Congreso de la República como en los escenarios extraparlamentarios,
estas expresiones políticas han denunciado el recorte de los derechos sociales,
el modelo ambientalmente depredador de ciudad y los vínculos de Peñalosa con
empresarios privados, nacionales y extranjeros, en negocios como Transmilenio,
el SITP, el Metro, la recolección de basuras, la construcción, la salud, entre
otros, lo cual denota el afán del mandatario de imponer a toda costa un modelo
de ciudad orientada a los negocios antes que a favorecer los derechos sociales,
la defensa de la público y del ambiente. Igualmente, ante la reticencia del
mandatorio a presentarse a los debates de control político en el Congreso de la
República, como es su deber, los congresistas se han visto obligados a acudir a
la Corte Constitucional para que ésta obligue al alcalde a acatar las
citaciones del Congreso de la República.
El alcalde Peñalosa, quien no ha sido capaz de acreditar alguno de sus
aparentes títulos de alta formación académica, repite el talante de una gestión
autoritaria y antidemocrática que pasa por encima de los intereses generales de
la población y defiende a rajatabla los intereses particulares a través de
medidas de privatización creciente de lo público, el recorte de los derechos
sociales, la depredación ambiental, la inobservancia de las garantías
laborales, entre otros aspectos, pretendiendo imponer un modelo urbanístico y
de ciudad que viola los mínimos del derecho a la misma.
Teniendo en cuenta lo anterior, la revocatoria del mandato al alcalde
mayor de Bogotá constituye un proceso consciente y de soberanía popular de
quienes la hemos promovido, ya que, a lo largo de un año, hemos observado el
diseño y ejecución de un programa y acciones de gobierno que lesionan el bien
común, la democracia, la cohesión social, la sustentabilidad del desarrollo de
la ciudad y genera una creciente insatisfacción de los ciudadanos y ciudadanas
con su gestión.
Las acciones del gobierno actual no sólo han sido contrarias a los intereses generales de los ciudadanos, en especial de
los menos favorecidos, sino que contravienen el espíritu de la justicia social
y de la democracia real, la preservación de la naturaleza y el carácter
social del ordenamiento territorial, el patrimonio público, las políticas
públicas con enfoque universal, incluyente y equitativo de los derechos
sociales fundamentales, y las posibilidades de construcción de la paz social y
del buen vivir de todos y todas.
A partir de lo anterior,
distintas personas, procesos de revocatoria, organizaciones, fuerzas y movimientos
ciudadanos, juveniles, sociales, sindicales, ambientales, culturales y
políticos, hemos decidido unirnos para iniciar y culminar el camino
institucional de revocar el mandato de Peñalosa, seguros de que éste encontrará
cabida en la mayoría de ciudadanos y ciudadanas sin distingos de concepciones
ideológicas, políticas o religiosas, conscientes del peligro y riesgo que
significa para el destino de la ciudad la continuidad del alcalde en el
ejercicio de su cargo.
Aunque el proceso de revocatoria
comenzó como iniciativas separadas de diversos procesos y sectores, ahora somos
conscientes de la necesidad de actuar juntos para ahorrar esfuerzos y ser
eficaces en el logro del objetivo que nos proponemos. Esta unidad la entendemos
como un proceso amplio, diverso, plural, democrático e incluyente cuya
finalidad fundamental en esta etapa es la revocatoria del alcalde mayor de la
ciudad. Los que nos hemos venido juntando en esta causa dejamos las puertas
abiertas a la integración de otros procesos, organizaciones, movimientos y
personas que también la abracen. Nuestro empeño en la revocatoria del alcalde
tiene como norte el bien común de la ciudad y el presente y el futuro de las
próximas generaciones de bogotanos y bogotanas.
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