La EEEB es una de las 50 empresas más grandes de Colombia. En los últimos 10 años produjo utilidades superiores a 10.500.000 millones y, todavía, el 76% es propiedad de los ciudadanos del Distrito. Es competitiva, a nivel internacional, y tiene operaciones en Perú y Guatemala. Al margen de discusiones sobre la función del Estado, que darían para largas, vale preguntarse si se trata de privatizar lo que no funciona o si debe hacerse, también, aunque funcione bien, como es el caso de la EEEB.
Puede ser que el plan de desarrollo siga desfinanciado a pesar de las millonarias sumas que permanecen, permanentemente, en caja y al ajuste del predial, que se pretende atenuar con su pago por cuotas. De acuerdo con la sorpresiva propuesta del alcalde, con la venta del 20% de acciones de la EEEB, presentada como “democratización” se podrá construir la ALO, algunas obras y un sistema de trolleys y buses eléctricos que utilicen el tendido férreo que hoy tiene la ciudad. En este caso se va a repetir el argumento, ya esgrimido para autorizar la venta de la ETB, según el cual se cambia un activo por otro. Lo que no se podrá afirmar, es que la empresa no es rentable o se encuentra propensa a padecer obsolescencia tecnológica, razones que “justificaron” la autorización para vender ETB.
El inicio de una nueva modalidad de transporte, sin estudios previos, parece improvisado; se desarrolla en un momento en que el SITP no funciona adecuadamente al punto que los operadores se han declarado en quiebra por la mala organización de rutas (y ya cumple nueve meses la administración Peñalosa), se completa con el cambio intempestivo en el proyecto Metro que desestimó, sin un análisis de fondo, aparte del criterio del mismo alcalde, años de complejos y costosos estudios que fueron desechados.
Una ciudad como Bogotá siempre tendrá pendientes y proyectos desfinanciados por desarrollar, pero la primera pregunta que surge es si no se pueden, estos nuevos proyectos, concesionar en cambio de vender una empresa tan rentable; realizar APPs O solicitar préstamos para ser pagados con su desarrollo. Vender activos muy rentables puede ser la salida más fácil pero no la mejor. Quienes votaron por el alcalde Peñalosa, considerando su imagen de administrador, podrían esperar que recurriera a argumentos más eficientes que liquidar, por etapas, el patrimonio de la ciudad.
La importancia del activo que se quiere vender merece, para empezar, una profunda discusión en la que participen académicos, empresarios, la dirigencia política nacional, es decir el Congreso, medios, sindicatos y las expresiones organizadas de los usuarios y la ciudadanía. Su aprobación, o no, debe trascender el escenario formal, el concejo de Bogotá, en la cual la coalición que respalda al alcalde ha logrado mantener mayorías que podrían convertir un asunto tan significativo en, apenas, un trámite. Serían, por su cercanía política, “parte interesada”.
Cabe esperar, y es perfectamente posible y necesaria, la realización de una consulta ciudadana .La venta de las empresas distritales no fue motivo de debate en las elecciones de octubre ni destacó como una de las propuestas del hoy alcalde, quien, no podemos olvidar, fue elegido, apenas, con el 16.6% del censo electoral, como para que, casi a voluntad, tome unilateralmente una decisión de semejante magnitud.
El proyecto que el alcalde Peñalosa ha presentado al Concejo, para ... tecnológica, razones que “justificaron” la autorización para vender ETB.
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